domingo, 21 de marzo de 2010

Uno es igual a tres

El escritor Anton Chejov escribio diferentes realatos a partir de una misma anécdota:

“Un hombre, en Montecarlo, va al casino. Gana un millón. Vuelve a su casa. Se suicida”.

Yo hare lo mismo, demostrando que la imaginacion no tiene limites. Estos escritos también fueron necesarios para una actividad de castellano II, quise compartirlos con ustedes.

Relato I

Me encontraba sentada en el vagón del metro y, como es común, había olvidado el ipod en casa de mi novio. Resignada a soportar el aburrimiento de trasladarme siete estaciones sin música, mis oídos perciben, sin desearlo, la estremecedora noticia que le contaba un chico rubio a su acompañante: “Un hombre, en Montecarlo, va al casino. Gana un millón. Vuelve a su casa. Se suicida”.

-Ahora se suicidan por todo- me afirma mi vecina de asiento con una sonrisa noble- Como me gustaría ser la heredera de ese millón.

El metro se detiene en la estación Plaza Venezuela, observo como la muchedumbre intenta salvajemente ingresar al vagón. Un enorme sollozo emerge de mi pecho y brota por mis labios. Las lagrimas recorren mis mejillas como un grifo de agua abierto a medida que recuerdo que, la noche anterior, encontré tedioso contestar la llamada de mi padre.

Relato II

Si me hubiesen advertido que la tragedia de mi muerte se convertiría en el artículo bobo de un periodista imberbe en la sección de curiosidades del periódico local, no me hubiese suicidado tan rápido o no habría ido al casino primero. “Un hombre, en Montecarlo, va al casino. Gana un millón. Vuelve a su casa. Se suicida” reseñaba aquella burla de comunicador en su twitter, buscando promocionar su gran artículo. Pura basura, pensé mientras leía la infame retahíla de nimiedades:

El planeta tierra es el gran manicomio por excelencia. No es la primera vez que alguien se quita la vida por culpa del dinero, pero nunca se había dado en estas circunstancias. La gente suele morirse por falta de él, no por haberlo adquirido. En fin, al menos vistieron al difunto con un buen atuendo en su funeral.

Millones de comentarios hilarantes surgieron tras el reportaje, extrañamente, nadie podía creer que me quitara la vida después de obtener aquella exorbitante suma de dinero. Mejor dicho, ningún ser humano lograba comprender que una persona fuese infeliz a pesar de haber ganado tanto dinero. Verdaderamente es un alivio el haberme marchado de un lugar tan absurdo, de un lugar infectado de seres ingenuos, vacios y simples, fieles creyentes de que la felicidad es inmensamente proporcional a la cantidad de lujos que poseas.

Relato III

El viejo Pancho Montoya limaba con mucha precisión la uña de su meñique derecho. Mientras lo hacia sus ojos brillaban como los de las hienas acechando las presas cazadas por otros más fuertes que ellas. Desempeñaba aquella labor con tanta concentración que su empleado aprovecho aquel momento para relatarle las malas noticias.

-Hiciste todo mal, en lo primero que van a pensar es en los paracos- decía el jefe sin mirarlo a la cara- cuando alguien muere y tiene plata, fueron los paracos, y los paracos soy yo. Tu bien lo sabes.

-El comisario Azuaje le dijo a la prensa que ese señor se suicido – afirma el gocho con la voz temblorosa - Nadie investiga un suicido, aunque sea irrazonable. Esta es una tierra de locos.

Transcurrido el tiempo de limado, prosiguen los masajes cuticulares. El jefe Pancho le ordena al gocho desinfectar sus utensilios mientras empapa su dedo con un algodón lleno de acetona.

-¿Quién sabe que fuiste tú? – pregunta Pancho Montoya señalando una pinza con los labios.

-Bueno, lo sabemos Dios, usted y yo – Dice pausadamente el gocho al jefe mientras ambos se miran intensamente.

-Entonces Gocho ‘el carajo – dijo el jefe olvidando su manicura por un instante – voy a tener que matarte.

La mañana siguiente los habitantes de un lejano poblado cafetalero de la ciudad de Colombia comentaban las noticias más impactantes publicadas en el diario semanal. Entre los acontecimientos más comentados estuvieron: “Un hombre, en Montecarlo, va al casino. Gana un millón. Vuelve a su casa. Se suicida” y “Campesino cafetalero es encontrado muerto en las plantaciones, con una bala atravesándole la sien”.

domingo, 14 de marzo de 2010

Chile, contigo!




27 de febrero del 2010

Un enorme calofrió recorre todo mi cuerpo, después de un minuto comienzo a temblar y siento la sangre derramada en mis labios. Sin desesperarme, despierto con un sabor amargo en mi boca. No me preocupo, todos los sábados aproximadamente a las tres y treinta de la madrugada mi sueño se ve interrumpido abruptamente por los grandes malestares que me causa el licor. Me dirijo al baño, bebo abundante agua del grifo y enfoco rápidamente la mirada en el espejo mientras me sujeto al lavabo. Creo estar mareado, se lo atribuyo al ron. Al tratar de abrir el botiquín de los medicamentos una enorme parte del tejado provoca que mi alma abandone el mundo terrenal.

Es fascinante descubrir como un suceso de menos de dos minutos de duración puede modificar el eje de la tierra, alterar la duración de los días y demoler una ciudad que, ingenuamente, permanecía tranquila esperando el nuevo amanecer.


Información de Ayuda a Chile

Mi bienvenida a la blogosfera!

¿Por qué? A secas…

Durante toda la historia de la humanidad, las personas nos hemos caracterizado por el deseo insaciable de averiguar el propósito de la vida. Frecuentemente maquinamos preguntas, la mayoría del tiempo sin obtener respuesta alguna, tales como: ¿Cuál es mi propósito? ¿Por qué debemos vivir? ¿A qué se debe todo aquello que nos rodea?

Pasamos nuestra existencia tratando de encontrar la verdad absoluta y morimos en incertidumbre. Quizás porque no existe respuesta alguna, quizás porque no seriamos capaces de entenderla o quizás porque no ha llegado el momento de descubrirla. Muchos filósofos han alcanzado un nivel supremo de sabiduría reflexionando una y otra vez sobre cuál es el objetivo del todo y, mediante dichas reflexiones, han logrado presentar conceptos como el bien, el mal, la felicidad…

Opino que de la misma manera en que somos incapaces de comprender las grandes preguntas de la vida, como titula Savater, somos capaces de vivir plenamente bajo la incertidumbre. A fin de cuentas ¿Por qué necesito saber la finalidad de la vida si no saldré viva de ella? ¿No podríamos definir las metas que nos trazamos como la finalidad? ¿Por qué debemos entender el porqué estamos aquí? Ya nos encontramos acá, actuemos en base a ello. No es que no aliente el pensamiento filosófico solo afirmo que se puede estar feliz en nuestro permanente estado de “ignorancia”. Asimismo, el lado amable del asunto, al igual que nunca llegaremos a conocer la respuesta de ciertas interrogantes, si podemos dominar muchas otras.

¿Por qué inauguro mi blog con estos planteamientos?

La verdad es que no quise empezar colocando un texto de presentación explicando la finalidad del blog, por la sencilla razón de que no la se. Gracias a los anteriores planteamientos es mucho más fácil aceptar que no existe respuesta para todo. No estoy segura de lo que deseo lograr.

Lo único que puedo asegurar hasta los momentos es que soy Marielisa Martínez, estudiante de comunicación social de la universidad Central de Venezuela, me encanta escribir y amo la libertad. Creo que por allí van los tiros, es una pista, un acercamiento que necesitaría un poco mas de reflexión filosófica.

Sin convertir mi primera entrada en un texto aburrido y extenso, concluiré señalando que desde que recuerdo empezar a leer he creído que un escrito puede hacer la diferencia, y de ambas partes, yo que lo publico y tú que lo lees. Ahora, me pregunto: ¿No podría haber dicho con ello el gran objetivo de mi blog?