sábado, 24 de abril de 2010

Trocitos de felicidad

La felicidad viene en trozos, estoy convencida.

La felicidad: Son los lapsos de alegría, euforia y empapamiento de paz (introduzco el término) que buscan las personas todos los días. Son aquellos instantes en los que podemos entender el titulo de mi blog, en los que creemos en la esperanza y el amor. Resumiendo, son la razón de la vida misma.

El objetivo de todo ser humano, como ya dije, es disfrutar de estos momentos la mayor cantidad de veces posible. Al menos una vez todos hemos sido “felices” y sabemos que se siente rico.

Hablo de “lapsos”, “instantes” y “momentos” porque la felicidad, aunque es un objetivo, no es un fin. No consiste en alcanzar un estado “único” e “imperturbable” de paz, alegría y/o euforia, se trata de encontrar el equilibrio entre los sucesos controlables e incontrolables.

La felicidad es la búsqueda constante de un estado de bienestar que se puede alcanzar a través de distintos medios.

No podemos controlar la muerte, a veces la justica y casi nunca las desgracias. ¿POR QUÉ?.. Porque es así, no lo se, el conocimiento absoluto tampoco podemos controlarlo. Lo que si podemos controlar y, mas importante, producir son eventos que nos llenen de felicidad.

PODEMOS CREAR TROCITOS DE FELICIDAD

¿Te conoces? No estoy presentando nada nuevo, muchos lo leerán y pensaran que estas explicaciones ya son conocidas. No busco explicar la nueva “teoría de la felicidad”, solo quiero recordártela. Recordarte que nunca encontraras la felicidad total y que simplemente debes buscar los medios que te la den parcialmente, en trocitos.

Todos sufrimos, quiero decir, si esperas vivir, aproximadamente, ochenta años en el planeta tierra debes entender que serán ochenta años llenos de tragedias INCONTROLABLES. Nuestras prioridades muchas veces se derrumban, lo más amado nos sorprende y llegamos a sentir que el mundo se nos viene encima, pero de igual manera hay que seguir viviendo (seguir viviendo implica tratar de volver a ser felices). Esto también lo sabías.

¿Cómo superamos la adversidad? Todo puede superarse. Yo creé mi centro de gravedad. Uní las cosas que me gustan, hasta las pequeñas, y recurro a ellas cada vez que es necesario. Entendí que la paz es lo que necesita el hombre, entendí que por amor es que se vive, entendí que la pasión es la fuerza propulsora universal y entendí que el placer se consigue en los rincones más inéditos. Quizás esto tampoco es nuevo para ti.

Ahora, imagino la felicidad como una torta, compuesta de muchos trozos, distintos en tamaño, en sabor, en aspecto. Como cualquier alimento puede terminarse, pero también al ser un alimento creado por el hombre podemos hacerlo nuevamente, con ingredientes distintos a los de la torta anterior, pero esencialmente iguales. No te preocupes por los ingredientes, mientras el mundo exista podrás conseguirlos, aunque te tome mas trabajo. Todas las tortas son distintas, su sabor depende del cocinero, y cada vez que nos vemos en obligación de cocinar una nueva usualmente resulta más deliciosa que la anterior. Crecemos como cocineros, OBTENEMOS INGREDIENTES MÁS FRESCOS y, si aprendimos lo suficiente, agregamos algunas novedades como: endulzantes, arequipe, chocolate. Por ultimo, llegamos a entender que nuestra “torta de felicidad” es creada por nosotros mismos y, aunque otros puedan colaborar, siempre podremos hacerla solos. Esto, probablemente, no te lo hayan explicado como yo.

Igualmente, te aclaro que con mi ejemplo no sugiero que no ames a lo que posiblemente puedas perder, recuerda que el hombre necesita de la sociedad y la sociedad del hombre. Pero, quiero que entiendas que tú siempre vas a estar contigo mismo. No te digo que seas egoísta con los demás, es necesario sembrar bondad para cosechar felicidad, te digo que pase lo que pase serás TÚ el factor determinante de tu bienestar. No depende de las personas u objetos, no decidimos amar o sufrir, pero si decidimos continuar, trabajar, dejar o superar.

El objetivo del ser humano es ser feliz, mas no puede encontrar la felicidad total. No puede controlar el universo, pero conoce lo que le gusta. Es feliz cuando hace, tiene o presencia lo que le gusta. Estar a gusto es el estado de bienestar. El estado de bienestar no es una meta, es un obsequio inseguro. Haber disfrutado de bastantes trozos de felicidad durante el transcurso de tu vida te ayuda a afrontar la adversidad.


Finalmente concluí que: La felicidad está en uno mismo.

lunes, 19 de abril de 2010

He intentado superar esta obsesión, pero me resulta imposible.

Incontables veces lo oí dar vueltas en su cama. Su rostro albergaba los más hermosos ojos azules que hubieran podido enamorarme. Escuche sus delirios y fui testigo presencial de las noches de pasión que le brindaban ciertas individuas. Era un amante excepcional.

Muy tarde por la noche me acerque. Esta vez era distinta, hacía mucho frío. Él dormía profundamente cuando comencé a acariciarlo. Mi piel se encendió durante cada movimiento, quizás era la adrenalina o la lujuria propia de los enamorados. En dos oportunidades respiro muy exaltado y me detuve, tenía miedo.

Obsérvalo, detállalo, imagínalo, anhélalo y persíguelo. He intentado superar esta obsesión, pero me resulta imposible, es una pesadilla. Probé hipnotizarme, hechizarme y psicoanalizarme pero no obtuve ningún resultado, así que me rendí. Me rendí hace tanto tiempo que no me recuerdo a mi misma luchando contra el amor.

La mañana siguiente partiría a España. Era la madrugada del ocho de octubre y no podía dejar de olfatear al hombre que yacía a mi lado. El contacto de nuestros cuerpos era cada vez más fuerte, mojaba mis muslos, aceleraba mi respiración y apretaba el puñal que, por precaución, sostenía mi mano izquierda. No puedo entender como todos aquellos que lo conocen no sienten lo mismo que yo, me parece ridículo.

El amanecer me tomo por sorpresa. Escondida, pude observar como comenzaba a desvestirse. Observe fijamente como la ropa se deslizaba por sus piernas y culminaba en sus manos. Aquel espectáculo fue una revelación: no puedo permitir que se marche. Examiné varias posibilidades y me arme de valor para realizar la más efectiva. Me abalance sobre su cuerpo y lo bese. Un beso tan triste que sangro sus labios.

Asesinato en primer grado, usurpación de propiedades intelectuales, allanamiento de morada y realización de actos propios de la necrofilia. Ahora bien, es aceptable preguntar: ¿Fue mi culpa?