lunes, 24 de mayo de 2010

Desesperanzados

En sus noches solitarias, Mireya Márquez, se retuerce de la furia al no poder tener un hombre a su lado. Se toca insaciablemente, buscando obtener lo que nadie le ha podido dar: Satisfacción. Su brazo raspa las esquinas de sus muslos, y sus dedos palpan el terreno sin conquistar. Con la mano izquierda, jala su cabellera grasienta en nombre de la pasión. Son esos mismos cabellos los que rozan su espalda y provocan las erupciones de espinillas que le llegan hasta el torso. En el pueblo margariteño no queda nadie por seducir, ya para todos es “la fea que tiene plata”.

Paralelamente, como colocados en el mismo teatro, se encuentra Raimundo Atlántico acariciando su sexo. Él no busca el placer imaginario, más bien, rememora sus aventuras de marinero. Recuerda cuando encontró su primera fortuna y la gasto en tragos y mujerzuelas. Así es él, desligado con los riales, y desligado porque no se los suda. Ahora está viejo y su instrumento no se le para, tiene como 10 años sin estar con una mujer. Su adicción al sexo lo llevo a experimentar con varios tripulantes, pero la cosa no cuajo, no es lo mismo.

A las 5:00 de la mañana Mireya agarra cuatro trapos y se va de un portazo. El clima es húmedo, lo que empeora su cabello. El salitre le pica en los ojos, pero igual camina con el mentón hacía arriba, usando una dignidad que no le queda. Es domingo de resurrección, las calles están solas y, a excepción de unos borrachos desmayados, el muelle está despejado. La esperanza llena su corazón, siente que el horizonte le susurra que se atreva.

Unas coplas se entrometen en sus pensamientos. Enfoca la vista y ve a un capitán viejo e inútil tratando de anclar su nave. Decide ayudarlo. Mientras se acerca, le emociona el aspecto varonil y desfachatado del hombre. Cambia de opinión, y en vez de ayudarlo, se acerca hacia él, caminando sensual mientras se desabotona la blusa. Lo encuentra de frente. El hombre impactado modula:

-Yo estaré viejo y necesitado- dice con los ojos bien abiertos-
pero que Dios me salve de ti.

lunes, 10 de mayo de 2010

I
No se siquiera de que hablarte, no te mereces mis palabras. Pero no te culpo por cansarte. Existe la posibilidad de que te des media vuelta y me reclames… No, ya entendí que no.

Pero como reacciono si no lo creo? Sera que escribo en otro momento?
La noche me doblo la jugada. Ayer tan tranquila, hoy te volteas y me escupes en la cara. Tu saliva se me resbala y ahora recorre mis mejillas. La saboreo con mis labios. La parte espesa está en mis ojos y se une con mis lágrimas.

No me golpees tan fuerte, ese era mi orgullo. Lo aprisionas con tu suela mientras intento rescatarlo, Es que no te das cuenta que no tengo fuerza para luchar? No siento mis huesos, están a punto de partirse… Aun así, quien soy yo para juzgarte?

Pero tranquila, que el viento se despide y se regresa. Es inevitable que nos volvamos a ver. Te espero bajando.

II

Hoy sucumbes. No por mí, solo quieres darme una lección. No importa si entiendes o te gusta, NO IMPORTA. No espero que lo hagas, ya no espero nada de ti, ni siquiera te espero en general.

Ni los grillos se oyen, pero yo si te escucho… oigo tu voz en el teléfono, te oyes como si nada paso.

Pienso que eres sucia. Ahora soy yo quien te escupe… solo que no estás aquí para recibirlo. No estás, ni estarás… Para que te ocultas si yo sé dónde vives? Donde estudias, donde comes, donde duermes, donde sueñas, donde sientes, donde dueles…

Y si no la llame fue porque no me dio la gana.

PD: espero que te duela. Perra.
III

Los dedos dibujan en mi cuerpo toda tu trayectoria, lo que recorriste y lo que no quisiste. Lo que degustaste y escogiste como tuyo… Dime la verdad, dime si lo amaste. Un poco más fuerte, por favor. Gimo y exhalo… ahhh…

No se siente igual, no puedo imitarte, como no pude conocerte o descifrarte…

Vuelvo y me toco. Me toco y suspiro, pero me toco llorando. Es que se que no vienes más! Ya no quiero tocarme, creo que es mejor si no me muevo.
Aun queda la esperanza de que no te hayas ido, que sea otras de tus conductas extrañas.

En fin, aceptando que no vienes mas… procesando, procesando, procesando y recibido… Mejor así, el conocimiento de la enfermedad abre paso a la búsqueda del remedio. Es fácil, se llama CONTINUAR.
Supongo que en otra oportunidad deberia explicar este arranque de locura. Prometo que si pero ahora no... Aun asi la felicidad viene en trozos...