jueves, 10 de mayo de 2012


She’s lost control

Llevo todo el dia escuchando Joy Division. Los conocí por una película a la que me llevo Andrea en Los Galpones. Son oscuros. Necesito oscuridad. En la oscuridad me siento a salvo porque nadie puede verme. Puedo acostarme, no voy a recibir otro estimulo más que los de la piel contra mi cama, la boca seca y el dolor en el pecho. NADIE PUEDE VERME. 

Dormir a oscuras... morir.

Nunca he podido llevar un diario: soy inconstante, floja y, en realidad, creo que mis sentimientos valen una mierda como para ser escritos. Constantemente estoy obligándome a ser disciplinada y no funciona.

Mi psiquiatra me pidió que escribiera. Siempre me he sentido libre escribiendo cualquier mierda, pero últimamente no lo he hecho. Si no es una “buena idea” no la escribo. Además, es mi castigo: no merezco sentirme bien. Estoy hecha de mierda. ¿Ya soy un cliché depresivo? Hablo de mi psiquiatra y escucho Joy Division. Profunda. Profunda una mierda.

Inmortal

Anoche soñé que tenía una banda como la de Joy Division. Éramos seis. Una de las integrantes se llamaba 69. La publicitamos así: “es capaz de lanzarse de clavado y girar como en posición fetal en el aire, como en una especie de voltereta”. Llegó el dia del concierto y la muchacha tenía que demostrarlo. Entonces, con determinación y esperanza se lanzó de un RASCACIELOS y dio dos vueltas en el aire, en forma de  caracol, girando con las rodillas pegadas al pecho, adelante y atrás. Dos veces. Luego, el viento la empujó mientras descendía hacia la ventana de un edificio más bajo. Obviamente murió. La emoción de los espectadores, y nuestro propio regocijo al probar que no mentíamos, duró tres segundos. La muchacha quedó aplastada contra la ventana y su cabeza se abrió. Después del suceso, continuamos con el itinerario. Nos lamentamos un instante, pero no nos detuvimos. Sabíamos el riesgo.

Lo molesto del sueño fue que, aunque mi personaje estaba abajo, segura, en el suelo, junto al resto, mi alma se trasmutó y fui ella. Desde que se paró, confiada, dijo algunas palabras y se lanzó del rascacielos. Era yo. Lo sentí. Las volteretas, el vértigo, la emoción y el impacto. Viví –como en casi todos mis sueños- mi miedo más grande, pero no morí. Después de aplastarme contra el edificio, volví a mi verdadero cuerpo y el dolor, miedo, vacio y desespero me paralizaron un instante. Tuve que continuar. Así funciona.

Soy tan obvia. Esto representa mi enorme defecto: me duelen los padecimientos ajenos. Alguien sufre y yo me encargo de llorar. Tomo el dolor y me lo inyecto. PORQUE ALGUIEN DEBE PAGAR Y A LOS DEMÁS NO PARECE IMPORTARLES. Sin embargo, irónicamente, nunca hago nada por ellos. Me paralizo en una esquina oscura a cortarme los brazos y deprimirme. No puedo ser feliz cuando alguien sufre. Mi mama dice que la vida es injusta.

Si la vida hace sufrir a quienes no lo merecen y yo no puedo ser feliz mientras los demás sufren, significa que: NUNCA VOY A SER FELIZ MIENTRAS VIVA.

Gracias

No me gusta agradecer por lo que tengo. Gracias por tener buena salud. Gracias por una casa. Gracias por una familia. Gracias por mi novio. Gracias porque mis dos padres están vivos y juntos.

No botes la comida que hay niños que no tienen.

Oh, vida, gracias por hacerme menos miserable que a los demás. Gracias por dale a ellos el dolor que podría tener yo.

GRACIAS POR LA GENTE QUE SUFRE… GRACIAS: mientras no sea yo.

Humana

También soy egoísta, injusta, agresiva, pasiva e idiota. Pero “soy humana” y puedo ser imperfecta.
No puedo, NO PUEDO, perdonarme por ser todas las cosas que aborrezco del maldito mundo. Duele. Duele tener que ver tanto dolor y que no pueda gritar, porque cuando grito me mandan al psiquiatra o intentan forzarme a ver una VIDA BELLA que al parecer todos conocen. Los odio.

Odio el odio. Soy un desastre y no voy a poder cambiar el mundo; ni siquiera a mí. Me quiero morir. Me quiero ir a Paris y que Venezuela se hunda, porque Venezuela me lastima todos los días con su doble moral, su conformismo, su egoísmo, su maldad, su agresividad, su barbarie, su apatía. ¿Lo peor? Probablemente, en el resto del mundo son así. Nunca seré libre. Estoy atrapada. Al menos Paris es una cárcel más bonita.

Cárcel

Estoy en una cárcel sin la autoridad visible. Donde la primera regla es SER FELIZ. Donde todos dicen SER FELICES, incluso cuando todos los días veo gente miserable. Donde me hacen parecer desubicada porque nadie, ni siquiera susurrándolo, me ha dicho “tienes razón, esta es una cárcel. La cárcel del dolor”. Sus rejas están hechas de OXIGENO, ALIMENTO  y AGUA. Nadie puede escapar. Jamás.

No decides cuando naces y te hacen saber que es malo decidir cuándo morir.

Siempre me he preguntado porque los presos no se suicidan. Están en una cárcel dentro de una cárcel.

Digo cárcel y pienso en mi casa. 

Traki

Voy a citar una frase de Franco que me fascina:

“Eso es lo dañino de ver tantas cosas malas, cuando ves algo regular lo tomas como grandioso. Como en Traki, hay tanta ropa fea que cuando ves algo medio decente te parece hermoso.”

Eso es lo que pienso de la vida.

Chanel

¿Por qué me gustan los animales? Aunque este ejemplo aplique con las mascotas en general, lo acercaré a Chanel:

Chanel me ama. No me pregunta porque lloro, se acerca y me da amor. Me escucha. No me juzga. No se mete en mis decisiones. No trata de aconsejarme. Solo me ama. Siempre se alegra al verme. Me es fiel. Me defiende. Me perdona.

Por eso me gusta tanto el sexo: solo nos dedicamos a obtener placer, nos sentimos hermosos, somos libre, estamos desnudo, no tenemos que hablar. Es parecido a dormir. Esperaré.

Me quiero morir.

4 comentarios:

  1. Me encanta. Por alguna razón me angustié mucho leyéndolo. Probablemente porque es muy auténtico, y porque muchas veces me siento así.

    Te quiero, Mari n.n

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  2. mmm lei todo. Empece y no pude parar, y nada,me gusto mucho. Hubo cosas que me dejaron en: no se que pensar, pero igual eres tu pues, lo haces excelente (Y).

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  3. Es increible lo que escribes, estoy destinado a cambiar cosas en tu vida. Att. Lg

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